Las reformas
agrícolas permitieron que la población inglesa fuese la mejor alimentada de
Europa durante el SXVIII. Las mejoras en las dietas y salubridad permitieron
erradicar las hambrunas las grandes epidemias.
La tasa de mortalidad cayó t aumento la natalidad. Entre principios del
SXVIII y el año 1820 la población se duplico.
La difusión del
uso de la máquina de vapor favoreció el crecimiento de la población urbana
porque permitió reemplazar la energía hidráulica que condenaba a las industrias
a funcionar en áreas rurales.
El
crecimiento de las ciudades y la diversificación de las tareas que allí se
desarrollaban favorecieron la aparición de nuevos sectores sociales, como la
burguesía industrial y el proletariado o clase obrera.
Los
excedentes alimentarios permitieron a las ciudades crecer y a las industrias ampliarse,
alentando la creación de nuevos mecanismos comerciales y las conexiones
interregionales, en efecto, surgió un tipo de industria rural dispersa, más
conocida como “protoindustria”, cuya producción estaba destinada a la
exportación extra regional y, con el
tiempo, extra nacional.
La
participación de la familia campesina en este tipo de producción genero el surgimiento
de una burguesía rural. El trabajo campesino dejo de estar sumido en la mera subsistencia,
y permitió cierta acumulación o desahogo económico. Esta nueva división del trabajo también tuvo,
por lo general., un contenido de género. Las mujeres solían dedicarse a las
manufacturas y los hombres al trabajo en el campo.
Estos
cambios modificaron el sistema de matrimonio tardío, que limitaba el crecimiento
natural de la población: se rebajo la edad del matrimonio, y por ello, se
rompió el sistema que servía para regular la demografía antigua.
El aumento
demográfico promovió una mayor disponibilidad de mano de obra. Este excedente
población fue aprovechado por las fabricas, pasando a ser parte de la Revolución
Industrial. Este nuevo excedente derivó
en desocupación y en la existencia de una “mano de obra de reserva” que abarató
el salario y generó un profundo descontento social.
Durante el
SXVIII, la nobleza ocupaba los altos cargos políticos, eclesiásticos y
militares. Por su parte, la alta burguesía cubría los puestos administrativos y
judiciales más elevados, como una prolongación natural de su presencia en los
altos niveles del capitalismo comercial y financiero.
La burguesía
media se ocupaba de las actividades industriales y de las profesiones
liberales. Las clases medias bajas ejercían el comercio minorista y los
sectores populares mayoritarios, la agricultura y el trabajo en fábricas y
manufacturas.